En el ámbito de las inversiones, la inteligencia emocional es una de las habilidades blandas más relevantes, pues mitiga la probabilidad de que el inversionista presente FOMO, un factor psicológico que puede afectar considerablemente su desempeño.
Cuando incide en la toma de decisiones, el FOMO promueve cambios en la percepción del inversionista, haciendo que se precipite y estremezca frente a situaciones de mercado desafiantes.
Por lo tanto, para hacer inversiones acertadas y con excelente retorno, es imprescindible centrarse en el razonamiento lógico, mantener la mente fría y no dejar que esta situación avance.
Como sabemos que este fenómeno es muy común, hemos elaborado un post cuyo principal objetivo es proporcionar más detalles sobre el FOMO y consejos efectivos para evitar su incidencia en la comunidad inversora.
¡Buena lectura!
¿Qué es FOMO?
El acrónimo FOMO deriva de la expresión anglosajona “Fear Of Missing Out” que traducida a nuestro idioma significa “miedo a quedarse fuera” o “miedo a perdérselo”.
Basado en el miedo, este factor psicológico acarrea una serie de emociones que, si no las controlamos, aumenta la probabilidad de actuar por impulso y dejar que los sentimientos, así como las reacciones emocionales, orienten la toma de decisiones.
En el mercado financiero, esta situación es sumamente contraproducente y arriesgada, una vez que puede desencadenar que los individuos actúen por impulso, ya sea por impaciencia, codicia o ansiedad.
Tanto es así que, el gran inversionista Warren Buffett en una de sus frases más conocidas señala que “Los mercados financieros están diseñados para transferir dinero del paciente al impaciente”.
Fíjate que el experto del mercado financiero global, considerado como una de las personas más ricas del planeta, defiende la idea de que, para tener éxito en este entorno, debemos ser pacientes.
Esto implica posicionarse de forma analítica, considerando todas las variables y esperando el mejor escenario posible.
¡Algo prácticamente imposible de llevar a cabo cuando el inversionista lidia con este factor psicológico!
Así pues, FOMO se refiere a manifestar una respuesta o postura impulsiva ante el “riesgo” potencial de perder el tren y quedarse fuera de una gran oportunidad de inversión o compra, influyendo así, de forma negativa e imprudente, en la toma de decisiones del inversionista.
Causas más frecuentes
A continuación, seguimos abordando este fenómeno psicológico enfocando en sus causas más frecuentes:
- Perfil inseguro dejándose llevar por la opinión de influenciadores no expertos en vez de considerar los sabios consejos de inversión de quienes cuentan con profundos conocimientos;
- Uso constante de las redes sociales para actualizarse y así, no perder nada;
- No disponer de suficiente información para planificar una estrategia de inversión adecuada;
- Baja autoestima, principalmente en el campo profesional;
- Poco autocontrol en el momento de lidiar con situaciones o entornos críticos;
- Guiarse por la percepción de otros inversionistas que no actúan bajo el mismo contexto.
Como compruebas, el FOMO presenta múltiples causas, por lo que reducirlo implica la adopción de medidas combinadas, consejos que brindamos en el último apartado.
¿Cómo afecta a los inversionistas?
Al llegar hasta aquí, debes haber entendido que el FOMO no solo incide negativamente en la toma de decisiones, sino que también acarrea pérdidas de dinero a raíz de una transacción de compra o venta precipitada.
Pero, ¿cuáles son sus principales síntomas y cómo podemos identificar si el factor nos obliga a tomar decisiones arriesgadas y equivocadas?
Algunos de los principales indicios de que un inversionista padece de FOMO son:
- Impaciencia;
- sensación de “algo falta”;
- imprudencia;
- excesiva codicia y/o avaricia;
- envidia o celos de las personas que avanzan en el mercado;
- optimismo tóxico que fomenta actitudes dañinas;
- nerviosismo.
A pesar de ser la principal consecuencia del FOMO, perder dinero no es su único efecto negativo.
Bajo su yugo, un inversionista puede verse afectado por:
- Sensación de incompetencia e impotencia frente a su propio comportamiento;
- aumento de la ansiedad siguiendo un movimiento de retroalimentación: cuanto mayor sea la ansiedad, tiende a tomar más decisiones por impulso;
- incremento en la realización de trámites poco o nada rentables;
- gestión deficiente del tiempo al tratar de adelantarse a sus “rivales” de mercado y no perderse nada sin contar con información suficiente.
Teniendo en cuenta las causas, síntomas y consecuencias del FOMO, entendemos que se trata de una condición que puede desencadenar respuestas y actitudes irracionales hasta en los inversionistas más expertos.
Por esta razón, es indispensable adoptar medidas de prevención, evitando así, la incidencia del factor que afecta nuestra capacidad crítica.
4 consejos muy útiles para protegerte del síndrome
En esta última sección, centramos nuestra atención en las buenas prácticas que permiten mitigar la incidencia de FOMO en los inversionistas, independientemente de su nivel de tolerancia y exposición al riesgo.
1. Profundízate acerca del tema
Conocer el fenómeno y entender cómo evitarlo o, al menos, detectarlo para disminuir sus efectos negativos es el primer paso para reducir su incidencia en la comunidad inversora.
Cuánto más seas consciente de sus consecuencias para el bienestar emocional, psicológico y financiero, más protegido estarás, pues puedes vigilar tu comportamiento fomentando su corrección antes de que el fenómeno afecte tu toma de decisiones y racionalidad de modo expresivo.
2. Enfócate en análisis objetivos
Es indispensable que adoptes una postura objetiva orientada por datos verídicos, sólidos y fiables acerca de la oportunidad que deseas aprovechar.
Asimismo, debes combinar esa información con los resultados derivados de análisis de escenarios y situaciones realistas.
Esta percepción racional basada en hechos evita que priorices las emociones y desarrolles posturas poco o nada alineadas con tus objetivos en el mercado financiero.
3. Trabaja con estimaciones reales
Debes manejar el timón del barco trabajando con proyecciones realistas que efectivamente tiendan a cumplirse bajo el contexto actual.
Para eso, presta atención a los datos obtenidos en los diferentes análisis, reúne más información sobre el activo u operación que genera tu interés —tal como compra de una acción, moneda o fondo— y considera parámetros.
4. Disminuye el uso de las redes sociales
En efecto, las redes sociales son muy buenas vías de mantenernos informados. No obstante, cuando su consumo es excesivo, puede implicar consecuencias muy negativas para el inversionista.
Disminuir su uso no solo te ayudará a librarte de distracciones que afectan tu rendimiento, sino que también reduce la probabilidad de nutrir los síntomas del FOMO como envidia, celos y codicia.
Y recuerda: las personas no tienen una vida tan perfecta e interesante como la muestran en sus redes. Así que, ¡no tomes a los influencers como modelo de perfección!
¡Esto ha sido todo!
En definitiva, el FOMO es un factor o fenómeno psicológico que incide negativamente en la vida de los inversionistas bajo diferentes esferas como emocional, mental y financiera.
Como presenta muchas causas y puede manifestarse de múltiples formas, evitarlo debe ser tu prioridad. ¡Hazlo considerando nuestros consejos!
Sin dudas, estas medidas prácticas te ayudarán a reducir su ocurrencia y así, promover que tus decisiones y estrategias tengan como base información valiosa y sólida.
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